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Las investigaciones
evaluativas que realiza el <<movimiento de escuelas eficaces>> han
demostrado la existencia de una serie de propiedades comunes en la organización
de los centros escolares cualificados de más eficaces, y como estos mejoran el
rendimiento de los alumnos, las condiciones de trabajo del profesorado y una
mayor calidad de las relaciones entre los miembros de la organización –
comunidad (alumnos, familia, profesor-alumno, alumno-profesor- familia...).
Las escuelas eficaces ofrecen
un cambio organizativo-estructural y relacional innovador: escuela entendida
como una <<organización socialmente construida>> donde toda la
comunidad educativa participa en la toma de decisiones, logrando consenso
mediante un proceso negociador. Una escuela dialogante entre las partes del
sistema, reflexiva y de carácter dinamizador.
La escuela eficaz quiere dar un sentido de
<<cultura escolar>> a su organización. Crear una personalidad escolar donde los miembros se
puedan sentir identificados. Fortaleciendo los vínculos interpersonales y las
relaciones colegiadas. Aquí entra toda una atmósfera facilitadora, positiva,
con altas expectativas y normas compartidas sobre el proceso de enseñanza-
aprendizaje, liderazgo, compromiso y apoyo mutuo.
La escuela eficaz está en un permanente movimiento
evaluador, tanto de todas las partes de los programas educativos, como de los
elementos organizativos del centro; recursos, tiempo, espacios, roles, toma de
decisiones... para una mejora constante y reflexiva de la práctica y teoría educativa.
Por lo contrario, las escuelas menos eficaces son
aquellas escuelas con rasgos que se centran en el asistencialismo
socio-económico de los recursos materiales para justificar el rendimiento académico
de sus alumnos y no tienen en cuenta los diferentes elementos organizativos que
conforman la escuela.
Se centran en criterios curriculares y en la
superación de estos, olvidándose de la naturaleza interactiva y multifacética del
proceso de enseñanza-aprendizaje en su conjunto, para un desarrollo holístico y
crecimiento de todas sus partes. No tiene en cuenta que la escuela es un
sistema y funciona como una organización.
Las escuelas no eficaces olvidan los aspectos afectivos
y psicosociales de las relaciones intra e interpersonales, la necesidad de vinculación,
identidad y significación para el logro y éxito académico escolar, una mejora
en el rendimiento y en bienestar de los alumnos, profesores y familias que se
traduce en <<escuelas más felices>>.
Bibliografía:
BÁEZ, B. F. (1994) El movimiento de las escuelas
eficaces: Implicaciones para la innovación educativa. Revista Iberoamericana de
Educación. Nª4. Recuperado de http://rieoei.org/oeivirt/rie04a04.htm
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