Era 2.0. Generación C


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Podemos afirmar que “vivimos en la era 2.0, dicen los entendidos en asuntos complejos como el comité mundial de la Sociedad del Conocimiento y la Información, y queramos o no, ya nos encontramos inmersos en ese contexto” (A. Olvera, M. Traveset y C. Parellada, 2011, p.37). Y sobre la nueva generación que crece de este contexto A. Olvera y otros (2011), hacen referencia al concepto de R. Friedrich y M. Peterson (2011) de Connected Generation, para designar la generación de personas inmersas en las relaciones e interacciones sociales a través de Internet. Es, por tanto, este contexto 2.0 y la Generación C, los que plantean nuevos retos para la educación: yo me pregunto, ¿está la educación bien conectada a las necesidades reales de este nuevo paradigma que se abre?, “¿Podríamos sintonizar nuestras miradas para conducirnos hacia un mismo punto del horizonte y, juntos, hacer posible el logro de los fines y objetivos de la educación?” (A. Olvera y otros, 2011, p.35).

Existen diferentes miradas pedagógicas y teorías que abordan estas cuestiones y quieren dar respuesta a la necesidad de hacer consciente las conexiones entre saber y el hacer de la realidad contextual anteriormente descrita;  La Pedagogía Sistémica plantea una mirada inclusiva y amorosa de todo el sistema transgeneracional, intergeneracional y intrageneracional que tienen las dinámicas de los sistemas humanos, tanto el familiar como el sistema educativo, ya que cada una de las entidades forman un campo mayor, una unidad que debe desarrollarse íntegramente y que se debe hacer presente en el que hacer del sistema educativo, dentro de las aulas y  “ asumiéndose como un marco de pensamiento y acción que nos apoya para que cada uno de los implicados en el proceso de enseñanza- aprendizaje, podamos reconocer cuál es el lugar que nos corresponde” (A. Olvera y otros, 2011, p.54).

En la misma dirección que plantea la Pedagogía Sistémica, pero utilizando otros conceptos como: autodeterminación, motivación que nos mueve (termino traducido del inglés “self-determination”) a una Meta- Teoría, campo mayor, o el punto de vista organísmico para designar la dialéctica entre los sistemas, deja claro, pues, del eco que estas dialécticas entre partes tienen sobre el yo, ayudando a la coherencia para que este se desarrolle sin frustraciones.

Edward L. Deci y Richard M.Ryan (2000) explican:



SDT es un enfoque dialéctico organísmico. Comienza con el supuesto de que las personas son organismos activos, con tendencias evolucionadas hacia el crecimiento, dominando los desafíos ambientales e integrando nuevas experiencias en un sentido coherente del yo. Sin embargo, estas tendencias naturales de desarrollo no funcionan automáticamente, sino que requieren nutrientes y apoyos sociales continuos. Es decir, el contexto social puede apoyar o frustrar las tendencias naturales hacia el compromiso activo y el crecimiento psicológico, o puede catalizar la falta de integración, defensa y satisfacción de los sustitutos de la necesidad. Por lo tanto, es la dialéctica entre el organismo activo y el contexto social la que constituye la base de las predicciones del SDT sobre el comportamiento, la experiencia y el desarrollo. http://selfdeterminationtheory.org/theory/.

Desde la mirada de Educación Personalizada la relevancia recae en la importancia de comprender y analizar muy detenidamente la naturaleza de la persona, a las que llama, por una parte, los principios fundantes y, de la otra, dimensiones que conforman la persona. García Hoz, V. (1988) no puede concebir una educación desconectada de las notas que conforman a la persona: identidad; como singularidad, autonomía (dignidad, consciencia, libertad) o apertura; como salir hacia fuera hacia los demás, hacia lo trascendente, y la originación; como filiación, que tiene unas raíces. Sintonizado con la Pedagogía Sistémica y la teoría de la autodeterminación, la educación tampoco se puede desconectar de las dimensiones que conforman a la persona: la corporal, temporal y espacial, la afectiva, la volitiva y la intelectiva que a más le añadirían la intrapersonal y transgeneracional como dialécticas organísmicas.

Así pues, la conexión y personalización de la educación, según José Bernardo (Coord.) (s.f.) implica: “Educar a la persona, educar como persona, educar toda la persona, o sea, todas las notas y dimensiones de la persona que la constituyen, que hacen “persona” a la persona. Educar a cada persona, en su peculiar, irrepetible, único: no cabe la misma educación para todos. Entre las personas no sólo hay diferencias cuantitativas, sino también cualitativas. No se puede dar a todos el mismo tratamiento”.

Retomando las preguntas del inicio, pero, contando con el apoyo de estas nuevas pedagogías y teorías, para responder, me aventuro a reafirmar, como futura maestra, que el poder de la vinculación entre fines y objetivos educativos y la determinación, la pasión, que mueve a la persona a realizarse y a desarrollarse, pueden ir de la mano, siempre que exista una escucha integral de la persona como una unidad de partes, y que esta escucha se conecte de manera significativa con todos los sistemas (contexto, generación, familias, escuela, experiencias, creencias, etc.). De esta manera, nada queda excluido dentro del aula. Hay que crear así, un hilo que teja y conecte una parte aislada, sea una persona, una emoción, aprendizaje, etc. con un campo mayor, donde todos y todo tenga un sentido de pertinencia y dignidad dentro del procesos de enseñanza- aprendizaje, este sentido será recíproco, ya que los aprendizajes se sentirán también más significativos.

José Bernardo (Coord.) (s.f.) reflexiona sobre el fin de la educación que no debería ser más que el arte de descubrir y realizarse, para sentir la escuela como un lugar donde se enseña la alegría de vivir. Y en la línea, y para finalizar, me gustaría hacer referencia a Mercè Traveset y Vilaginés (2014) maestra del máster de Pedagogía Sistémica, fallecida el año pasado, por su gran labor en la inclusión de la educación emocional a las aulas. Siempre repetía: “Hay que conectar a la generación de hoy con el corazón: hay que pensar más con el corazón y sentir con la mente” (comunicación personal, 2014), Mercè hace la vinculación, para mí, más importante que debe llevar a cabo la educación, que es conectar los corazones de los alumnos s a los aprendizajes (a la vida en general) para que todo se vuelva significativo, el alumno acaba por tener ganas de aprender y, es por eso, que aprende el arte de vivir feliz, acorde y coherente con su yo. Por ende y sin vacilar, diría, que el fin de la educación, entendido con sintonía a esta Era 2.0, acabaría por transformar las relaciones e interacciones globales en significativas y reales. De las que llegan y llenan el mundo de corazón.

Referencias bibliográficas




Bernardo Carrasco, J.  (Coord.). (s.f.). Educación Personalizada: principios, técnicas y recursos. Madrid. Editorial Síntesis.


García Hoz, V. (1988). Educación personalizada. Madrid. Rialp.

Olvera García, A P., Traveset Vilaginés, M., y Parellada Enrich, C. (2011). Sintonizando las miradas: Soluciones amorosas y breves a los conflictos entre la escuela y la familia. México: Cudec.

Traveset Vilaginés, M. (2014). Pensar amb el cor, sentir amb la ment: recursos didáctics d’educació emocional sistémica multidimensional. Barcelona. Octaedro.

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