El artículo de Josu Ugartetxea << MOTIVACIÓN Y METACOGNICIÓN, MÁS QUE UNA RELACIÓN>> me ha hecho reflexionar sobre diferentes cuestiones que planteo a continuación:
La
metacognición es definida como <<el conocimiento sobre el
conocimiento>>. El conocimiento en el campo de la persona (cómo adapta
su actividad cognitiva, situación personal e histórica), de la tarea (qué
demanda, condiciones) y de las estrategias personales (recursos y empleo
adecuado). La metacognición implica un
control de la ejecución de la actividad; y la regulación que interviene en el
acto de conocer, establece parámetros de evaluación y validación sobre los
resultados; es poner más consciencia (materialización) en el proceso de
conocimiento de la persona, cómo aprende a aprender. Hay que tener en cuenta
que en este proceso intervienen factores como los afectos, emociones y las
motivaciones de la persona y ambiente. La metacognición es el resultado de la
autoobservación que la persona hace de sí misma cuando aprende.
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Sternberg
(1984-1985) consideró la motivación como un metacomponente de la inteligencia.
La causa por el cual una persona aborda una tarea, mantiene una actividad y
destina recursos y esfuerzo para tal fin. La motivación como fenómeno tiene
relación con la localización del control, la atribución, y el sentimiento de
autosuficiencia, ya que condicionan e influyen, por tanto requiere de análisis previo que la orientará hacia
una motivación intrínseca centrada en la consecución de unos resultados, o la
motivación intrínseca centrada en el proceso de mejora que surge del
conocimiento sobre la propia capacidad, del valor de logro, y del riesgo y
esfuerzo implicado en la consecución del logro.
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He
podido entender que es una relación de dirección recíproca e influyente que
hacen sumar al proceso de conocimiento- aprendizaje, aportando más estrategias, recursos y capacidades al
sujeto para saber más sobre como aprende y que es lo que mantiene (el motor) despierto y feliz para aprender
más. J. Ugartetxea establece tres líneas de relación entre la motivación y la
metacognición:
- el
estilo atribucional y su influencia en el aprendizaje: la metacognición
posibilita la valoración de los resultados, modificar sus atribuciones o
ajustarlas a la realidad.
- las
expectativas de éxito al inicio de cualquier acción de aprendizaje: La
metacognición puede establecer un desarrollo en la capacidad de
autorregulación de la actividad y motivación
dirigida hacia el logro.
-
tipo de motivación que define la actividad de cada alumno: El análisis
metacognitivo de la actuación, puede facilitar que el alumno desarrolle una
causalidad interna, estable, específica y controlable respecto a sus éxitos y
fracasos, que le permite evolucionar.
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Atribución
causal es aquella interpretación que el individuo realiza respecto a los
elementos que tienen un grado de responsabilidad sobre el resultado de una
acción cognitiva o conducta. Por tanto, según su valoración de eficaz
(experiencia de éxito, el esfuerzo vale la pena) o ineficaz, establece una
serie de conceptos, de expectativas motivacionales para empezar y seguir con
la tarea. El rendimiento de cada individuo se basa en el “locus de control”
que lo caracteriza y se retroalimenta, puede ser interno (recolocar el
control de lo obtenido en sí mismo) o externo (el esfuerzo es un costo que no
tiene relación con el éxito) que tiene mucho que ver con la motivación
intrínseca y extrínseca.
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¿Qué
conclusiones sacas respecto a la influencia de ambos conceptos en la educación?
Uno de
los fines en la educación de nuestros alumnos, es que se sientan responsables de su aprendizaje y desarrollen la autonomía personal para afrontar la vida y tener más elevada
motivación hacia para el logro. La orientación metacognitiva debería acompañar
en este proceso de perfeccionamiento sobre su persona y sobre su único e
irrepetible proceso de conocimiento- aprendizaje autorregulado, ajustando a
las expectativas a la realidad (interna, inestable y controlable). La
metacognición y la motivación son herramientas y estrategias, fundamentales para tal desarrollo y como motor
de rendimiento y experiencias de éxito. Dan información importante sobre dónde y
quien controla la acción (responsabilidad) y de la autorregulación que
requiere una tarea razonablemente difícil (autonomía). La educación entendida
como proceso de enseñanza – aprendizaje orientado al conocimiento profundo
debería captar la atención del alumno, que se interese, que le estimule
nuevas posibilidades, dirigidas a apoyar información significativa. Se debe
asegurar la participación de todos, como también actuar poder aplicar lo
aprendido, porque lo esencial es esa responsabilidad y autonomía que le ayuda
a la reflexión, planificación, usar las estrategias eficaces, organización y
control de estas y la autovaloración del proceso y su proyecto de vida.
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